Coordinar RGA, evaluaciones oficiales y el programa no es tarea sencilla, y recae en los docentes. Este artículo pretende rescatar los aportes positivos
que ha recibido una escuela con la RGA, como una reflexión inicial realizada de forma colectiva acerca del centro y la determinación de las metas a lograr, un papel diferente asignado a los alumnos, que los hace partícipes de sus evaluaciones y socios del aprendizaje al darles la oportunidad de definir los logros y hacerles conocer lo que se espera de ellos.
Una evaluación inicial que asegure un diseño y una implementación de propuestas didácticas planificadas y propicias para la realidad del alumnado, un rol activo de las familias que difiere del común establecido hasta ahora, una evaluación de nuestras propuestas por parte de una mirada externa y experta como la de otros docentes, que aporta y enriquece nuestras prácticas.