¿Cuál sería el sentido de la educación en derechos humanos? Según Magendzo, la educación en derechos humanos también debe propender a construir sujetos de derecho con la capacidad y el poder de actuar y exigir el cumplimiento de sus derechos de manera argumentada e informada. La doble misión de esta educación sería formar personas capaces de defender sus derechos y los de otros seres y que tiendan a transformar las realidades injustas. La pedagogía que justifica dicho accionar es la pedagogía crítica que hace énfasis en la toma de conciencia en la comprensión precisa y profunda de su situación histórica para transformarla. Para ello es necesario educar para el empoderamiento del individuo como un ser activo, cooperativo y social. Ahora bien, ¿qué metodología se corresponde con esta educación? ¿Qué sociedad queremos con esta educación? Estas preguntas y sus respuestas, son abordadas por la autora en el artículo.
Experiencia donde se muestra que es posible enseñar y aprender en cualquier “contexto” (sin dejar de lado todo lo que involucra: la misma escuela, alumnos, docentes, entorno comunitario, etc.) y de puertas abiertas a la comunidad, a las redes sociales, ya que en soledad no se puede, pero sí poniendo un “pensar” y un “hacer” desde lo colectivo y con diferentes miradas. Es necesario destacar las producciones de conocimiento de esas instituciones educativas, al igual que lo hizo Christine -una visitante ajena al centro educativo y a la comunidad, que visitó la escuela.
Se considera interesante plantear las palabras de Martinis: «deberíamos poder comenzar a nombrar a las instituciones educativas por aquello que producen (acceso a la cultura, circulación de saberes, concepción del sujeto de la educación como un igual) y no por el contexto en el cual se encuentran ubicadas» (Martinis, 2005).
La autora finaliza su artículo, reflexionando acerca de qué está pasando, qué imagen se está dando en cuanto a las condiciones de educación y calidad educativa que se brindan como para generar en otros “el asombro-la maravilla” ante buenas prácticas educativas en las escuelas públicas uruguayas, sobre todo aquellas pertenecientes al programa
A.PR.EN.D.E.R.
Artículo en el que se comparten algunas reflexiones personales, a partir de la experiencia de trabajo en la integración de personas con discapacidad visual en un grupo de educación inicial en la escuela de Educación Común.
En la actualidad se entiende que la diversidad es propia de los seres humanos, y que en todo grupo social existirá heterogeneidad entre sus integrantes. Es de suma importancia que los diferentes actores de los centros educativos valoren y atiendan las particularidades de los alumnos, para poder optimizar sus aprendizajes brindando experiencias que se adecuen a sus necesidades y estilos personales.
Desde el comienzo de la experiencia en la incorporación de alumnos con discapacidad visual dentro de los centros educativos, la autora se pregunta: ¿de qué forma se puede contribuir en el desarrollo de un ámbito eficaz de aprendizaje para esta persona?, ¿con qué recursos se cuentan para garantizar la igualdad de oportunidades y el desarrollo pleno de sus potencialidades? La búsqueda de respuestas a estas preguntas, ha pautado las prácticas que se llevaron adelante y que se comparten en el artículo.
Proyecto realizado en educación inicial a través del cual, lo que los niños lograron aprender del tema abordado fue mucho y muy significativo gracias al recurso empleado: las XO entraron a la sala con un sentido, integradas a contenidos que el docente de aula estaba trabajando. En un trabajo colaborativo pudimos aprovechar el poder atrapante y motivador de este excelente recurso.
Nos parece fundamental garantizar el acceso a la tecnología desde la educación inicial, con un aprendizaje intencional dirigido a la comprensión, pero manteniendo vivo el aspecto lúdico.
Necesitamos asumir el compromiso con la actualización didáctica para conocer, dominar e integrar los instrumentos tecnológicos y los nuevos elementos culturales en la práctica.
En sexto grado aparece como contenido la construcción de la sexualidad en el marco del proyecto de vida personal, contenido que enmarcado en una didáctica crítica impone el desafío de contribuir a «que el alumno pueda aproximarse al conocimiento de la realidad social como sujeto con posibilidad de elección y capacidad de transformación» (ANEP. CEIP, 2009:104).
El primer concepto clave es el de “construcción” de la sexualidad, entendiéndola así como una realidad que emerge de un sistema social en el que los participantes se “acomodan” a un modelo que los diferentes agentes de socialización van orientando.
El desafío era que los chicos concibieran la sexualidad como una construcción social. De esta manera se introducen la asignación de género y la identidad sexual como parte del proceso de construcción de la sexualidad mediante las diferentes propuestas.
La educación sexual debe ser encarada teniendo siempre presente el principio de laicidad, es decir, con el mayor respeto por las ideas filosóficas, religiosas o de otro tipo, así como promoviendo el acceso a la información, el pensamiento crítico, la pluralidad de opiniones, que les permita a nuestros niños tomar decisiones donde los aportes de cada persona den sentido al colectivo.
Los docentes debemos desarrollar una perspectiva de derechos, que implica una práctica continua y sistemática que impulse valores integrados a los deberes y derechos, en la construcción de la sana convivencia. Implica además ayudar al educando a identificar los valores morales en juego para poder construir un proyecto de vida sana, dejando de lado aquel antiguo concepto de salud como ausencia de enfermedad.
El proyecto se lleva a cabo en una institución educativa, que contaba con ejes transversales: "educar para la vida ciudadana y para formar ciudadanos responsables y comprometidos con el contexto en que nos encontramos insertos".
Se planifica para colaborar con la construcción de vínculos inter-generacionales, sabiendo del enorme potencial creativo y del compromiso profesional que tienen los maestros y las maestras con la comunidad educativa en la que les toca desempeñar sus funciones. Además, se visualiza el potencial de las generaciones adultas para enfrentar los nuevos desafíos que la sociedad actual les va presentando, si se les brinda el espacio y la oportunidad de desarrollarlo.
Aprender a vivir juntos es uno de los pilares de la ciudadanía democrática, y forma parte de la ética profesional desarrollar proyectos educativos para poderlo practicar, aspecto que se propuso el colectivo docente.
En la actualidad, aprender ciencias no resulta suficiente para lograr una educación científica de calidad, sino que además hay que aprender sobre ciencias: qué son, cómo se construyen, cómo cambian y cómo se relacionan con nosotros y con los demás aspectos de nuestra vida.
De esto trata la componente curricular denominada naturaleza de la ciencia, que es enseñable incluso desde el nivel inicial del proceso educativo.
En este artículo proponemos tres actividades para la escuela primaria, con suficiente grado de libertad como para poder adecuarlas a diferentes niveles y contextos.
Realizada la evaluación semestral de junio, se obtuvieron diferentes resultados en el desempeño de los niños respecto a contenidos sobre “Magnitudes y Medida” (Área del Conocimiento Matemático- en Nivel Cinco años). Se trabajó con las pautas aportadas por la Inspección Nacional de Educación Inicial, pensando así la evaluación con el propósito de que fuera significativa
tanto para los niños como para mi quehacer docente. Se analizaron los datos obtenidos, tratando de visualizar el proceso de aprendizaje que transita cada niño y los niveles de desempeño del grupo para poder planificar nuevas estrategias de enseñanza y profundizar el abordaje de los contenidos. Se comparten las estrategias de enseñanza empleadas.
La enseñanza de las operaciones ha sido y continúa siendo una preocupación para los maestros de Educación Primaria. Sin embargo, en muchos casos esta preocupación se centra y se reduce al aspecto mecánico del algoritmo. En el discurso de los maestros, aún hoy es posible encontrar expresiones que dan cuenta de la reducción de la operación al algoritmo. Incluso reconociendo la necesidad de abordar los distintos significados de las operaciones, al analizar sus planificaciones hay quienes encuentran que han focalizado un único significado en variadas ocasiones.
Con respecto al orden de aparición de las operaciones en el ciclo escolar, parecería que la enseñanza de la división y de la multiplicación se realiza con posterioridad a la de la suma y la resta.
Una posible explicación que busca fundamentar esta práctica es que para abordar la multiplicación y la división es necesario consolidar previamente ciertas nociones numéricas.
Otra creencia muy extendida entre los docentes es pensar que la responsabilidad de la enseñanza de las operaciones está en las clases de los primeros niveles. De esta manera se instala en el imaginario docente la idea de que, llegados a los grados superiores, los niños “dominan los algoritmos”.
Al respecto, se desprenden algunos interrogantes: operaciones y algoritmos, ¿son sinónimos? ¿Es suficiente dominar el algoritmo para poder utilizarlo en la resolución de problemas? ¿Es posible depositar la responsabilidad de la enseñanza de las operaciones en un nivel o bien debería ser producto del trabajo sistemático, coordinado y secuenciado a lo largo de todos los años de escolaridad?
Proyecto realizado para el año 2013, denominado “La escuela desde adentro. Aportes desde la teoría y la investigación, que brindan insumos a la formación de los docentes”.
El objetivo del mismo fue ofrecer a los docentes, insumos para “mirar” al centro educativo como microespacio que se enmarca en el espacio de la sociedad, es parte de ella, pero también constituye el eco de resonancia de una sociedad que asiste a cambios profundos. Parte de ese microespacio es el aula, y el maestro es el agente fundamental de todo el proceso educativo, agente que recibe a una población heterogénea.
Se realizó un abordaje centrado en la mirada cualitativa, desde los actores involucrados, de modo de poder interpretar la realidad educativa y social a partir de los agentes, de su subjetividad, desde una mirada holística. Al decir de Max Weber (1944), «comprender interpretando».
Resaltaron el papel de la investigación y la teoría, como aspectos fundamentales que acercan a los docentes las herramientas imprescindibles para conocer las realidades en las que desempeñan su labor. No hay investigación sin teoría, pues es esta la que posibilita trascender el plano de lo empírico y, desde el nivel de las categorías conceptuales, entender las problemáticas y reflexionar acerca de ellas.
Por otra parte, paralelamente, los elementos metodológicos son un aporte importante para estudiar aquellos diferentes y variados tópicos de interés que emergen del quehacer diario del aula y de la institución. Así como no hay investigación
sin teoría, tampoco es posible investigar sin metodología. Por lo tanto, la pretensión del proyecto para el año fue acercar a los docentes un panorama general de distintos aspectos de los métodos cualitativos, sus enfoques, técnicas de abordaje de la realidad, formas de procesar la información que se recaba.