Vivimos un momento paradójico en el que creemos que todas las respuestas pueden venir de la educación, al mismo tiempo que constatamos que, supuestamente allí, tenemos el principal problema.
El trabajo de Pablo Martinis aparece en un contexto muy propicio, porque ayuda a tomar distancia de la coyuntura para poder pensar la política educativa actual en una clave distinta, sobre todo para ver los límites conceptuales pero también ideológicos que implica pensar la política educativa como política social.