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En los últimos años, la evaluación ha cobrado un lugar de mayor relevancia en el discurso sobre la educación en Uruguay. En particular, la participación en evaluaciones estandarizadas internacionales y regionales como PISA y TERCE permite que Uruguay obtenga resultados que son comparables con los demás países participantes. Al evaluar el desempeño de los estudiantes uruguayos con un parámetro externo, se pueden complementar las tendencias nacionales y ajustar las propuestas curriculares nacionales.
Al mismo tiempo, el análisis comparativo habilita prestar atención a los resultados de otros países que hayan implementado alguna acción, programa
o política exitosa, que puedan ser de interés para nuestro país.
En Uruguay, en el año 2017 se realizó la primera aplicación de Aristas, la evaluación nacional de logros educativos del INEEd, en primaria. En el año 2018 se presentó el informe de resultados sobre esta evaluación, realizada en Lectura y Matemática, en tercer y sexto grado de primaria. Además, en el año 2019, el INEEd presentó Aristas en clase, una herramienta para que los maestros también puedan evaluar a sus grupos de alumnos con una prueba similar a la de Aristas, y comparar los resultados de su grupo con los obtenidos en el ámbito nacional en 2017.
A partir de las actividades que integran Aristas en clase, que abarcan distintos grados de complejidad, es posible identificar algunos procesos cognitivos que se ponen en juego en la resolución de dichas actividades. Asimismo, se pueden utilizar para organizar secuencias didácticas que habiliten el trabajo en torno a las habilidades matemáticas involucradas y también otras, teniendo en cuenta distintas variables didácticas.
En este artículo se presentan algunos ejemplos de actividades incluidas en Aristas en clase de tercer grado de primaria. Partiendo de dichas actividades, se analiza cómo es posible usar la información que proporciona la evaluación estandarizada y capitalizarla para adaptar las tareas a la propia práctica de enseñanza. A pesar de que las actividades fueron propuestas para tercero de primaria, esto no implica que no puedan tomarse como punto de partida para la elaboración de secuencias de otros grados.

Publicado en Revista 161

La escuela debe enseñar a expresar opiniones, ya sea en el discurso oral o mediante la escritura.
Hemos querido detenernos en la libertad de expresión. Hacer uso responsable de la libertad en una sociedad democrática implica saber que, si bien tenemos derecho a expresarnos libremente, este derecho (como todos) implica un compromiso. Para poder “decir” una opinión pasamos por un proceso en el cual primero debemos estar informados (no se puede opinar de algo que se desconoce). Luego de realizar una búsqueda consciente en diferentes fuentes de información, de escuchar a quienes nos rodean pidiéndoles que nos hagan saber sus puntos de vista acerca de un tema en particular y, posteriormente, hacer una reflexión personal al respecto, nos enfrentamos a la tarea de formar nuestra propia opinión y recién en esa etapa estamos listos para un nuevo desafío: decir lo que pensamos. En este “decir lo que pensamos” se hace necesario saber el “cómo se dice” y, en este caso particular, nos vamos a enfocar en el “cómo se escribe para poder decir”. 
En esta instancia queremos compartir una secuencia de enseñanza en sexto grado en el Área del Conocimiento de Lenguas, en el campo de la Escritura, vinculándola con el Área del Conocimiento Social, en el campo de la Construcción de Ciudadanía.
El género elegido en esta secuencia ha sido “columnas de opinión”. Para ello, en el área de Ciencias Sociales se trabajó previamente el concepto de Libertad y sus atributos, los diferentes aspectos de la misma y todo lo que ella implica (conocimiento de derechos, deberes y obligaciones, responsabilidad, conciencia de la importancia de nuestros actos tanto con la sociedad como con el ambiente, el cuidado personal y de los demás, el uso consciente y responsable de las redes sociales, etc.). Luego nos enfocamos en una de las aristas de la Libertad: la libertad de expresión.
Nuestro principal objetivo era lograr que los alumnos interpretaran y produjeran textos con énfasis en el género argumentativo siendo conscientes de los recursos lingüísticos necesarios para la disuasión, y también crear en ellos la autonomía necesaria para vivir en una cultura democrática, plural y crítica. La secuencia de enseñanza apunta a desarrollar competencias tanto en el Área del Conocimiento de Lenguas como en el Área del Conocimiento Social.

Publicado en Revista 159

El programa vigente, presenta un concepto de género.  La presencia de esta categoría –que irrumpe a finales del siglo XX como una más para el análisis, sobre todo desde el campo de las Ciencias Sociales– es novedosa respecto a los programas anteriores. Es un pasaje que se inscribe dentro de lo “políticamente correcto” o “lo justo” a la hora de introducir variables y pensar/nos como sujetos en pleno siglo XXI. En ese sentido, desde sus distintas fundamentaciones, nuestro programa habilita el pensamiento conceptual como sustento de muchos de sus ejes y contenidos. No es este un intento
de análisis sobre cómo debe abordarse este tema en las aulas. Es la intención de poner arriba de la mesa un tema que creemos es previo, la feminización del magisterio y sus motivos. Y el programa se presenta como la excusa perfecta.

La idea del presente ensayo es nombrar/nos a quienes dedicamos un mínimo de veinte horas semanales al aula, a la tiza y al pizarrón. Con unos perfiles y unos estereotipos que pueden dibujarse en el imaginario colectivo, con unas historias y unas elecciones que hicieron que miles de mujeres confluyéramos en el trabajo diario en las escuelas. Y si bien el personal auxiliar también está ampliamente feminizado, nos detendremos en las
maestras e intentaremos desarrollar algunas ideas de lo que implica (siglos XIX y XX como antecedentes que imprimen una fuerte impronta) el poblamiento de mano de obra femenina en una de las instituciones más universales y disciplinarias del proyecto moderno.
Claramente, no es azaroso el encuentro de miles en la elección de una profesión que parecería estar fuertemente marcada por nuestro género. Y ese es nuestro punto de partida.
Asumimos que hay riesgos y potencialidades en juego a la hora de elegir desarrollar este tema, y cabe aclarar que no pretende en absoluto ser un manifiesto de corte corporativo. Está escrito desde el compromiso de hacer visibles rasgos de identidad despojados de conservadurismo, y creemos tiene la riqueza de pensar sobre un hecho dado, pero de análisis ausente en nuestras trayectorias docentes.
Nos disponemos entonces a pensar con perspectiva de género desde nuestra profesión y sus aristas: su historia, sus modelos, la mujer como protagonista principal de la labor docente con la infancia en los últimos dos siglos y el devenir de esa historia ya entrado el siglo XXI.

Publicado en Revista 150

Quizás una de las aristas más atractivas y desafiantes del rol del maestro de apoyo escolar sea la incertidumbre, pues cada niño que ingresa es un nuevo desafío a asumir. La tarea del docente de Educación Especial dentro de la escuela de Educación Común implica, en ocasiones, recibir a un niño que ingresa a la institución con un diagnóstico de dificultades o de discapacidad, ya con el año en curso.
Si bien está claro que la responsabilidad y el deber ético siempre son muy importantes, en estos casos se suman las expectativas del niño, las de su familia y las de la propia institución que recibe al recién llegado.
En estas condiciones, la demanda surge desde la dirección escolar, sin posibilidades de conocer al niño, con la sola premisa de un diagnóstico de dificultad, ya sea en rendimiento escolar, en comportamiento, o en ambos; en definitiva, con barreras para acceder a los aprendizajes escolares o para permanecer en el aula. 
En estas condiciones, el maestro de apoyo escolar deberá diseñar un plan de intervención que se adapte a las necesidades del niño que llega, pero también a las del grupo al que va a ingresar. Asimismo tiene la gran oportunidad, de oficiar de mediador, de acompañante y/o de puente en ese proceso que debe realizar el niño para ingresar a la escuela.

Publicado en Revista 139

Los vínculos de la escuela uruguaya con la comunidad son complejos y variados; e imprescindibles. A veces asoman en la prensa con una noticia que conmueve negativamente, y despierta airadas polémicas y desencuentros. La mayoría de las veces transcurren en un silencioso andar teñido de altas y bajas, de logros formidables, de pequeños avances, y también de dudas y discusiones, como la vida. QUEHACER EDUCATIVO propone incluir en cada edición de este año, un espacio en el cual se atiendan algunas de las múltiples aristas de esta relación.

En este artículo se trabajará sobre la idea de la escuela y su contexto, considerando especialmente su estudio en el marco de la Práctica docente. La expresión contexto que, en la jerga del magisterio nacional, se asocia a algunas instituciones generalmente de la periferia urbana y con variables que las ubican en los primeros quintiles de la clasificación institucional de acuerdo con las condiciones socioeconómicas, aplica
en realidad a todas las escuelas. Los vínculos entre la institución y su entorno, la incidencia de estos vínculos en el ambiente y los aprendizajes escolares, son algunos de los elementos a considerar.

Publicado en Revista 129

“Cuando emprendas tu viaje a Itaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.”

 

Montevideo, 4 de febrero de 2016

 

Autoridades presentes, compañeras y compañeros. Felipe, Julia, Francisco y Leticia.

 

En primer lugar debemos pedir disculpas porque los someteremos a la lectura de unas ideas que hemos escrito con el propósito de disimular nuestra falta de costumbre en la oratoria en este tipo de actos.

En segundo término, entendemos necesario agradecer al Consejero Darby Paz y su equipo, a Irupé Buzzeti, así como a los compañeros Teresita Capurro y Nestor Pereira, a quienes les ha tocado la enorme tarea de participar de la primera instancia en que los docentes elegimos a algunos de los integrantes de los consejos que rigen la educación, han formado parte de la experiencia fundadora de este tipo de participación y son quienes nos han permitido reflexionar y planificar como mejorarla. Lugar incómodo entendemos, pero lugar generoso con la escuela pública, sus niños y los docentes en general..

En tercer lugar, establecer claramente que nos afiliamos a la idea de que el debate en el campo de las políticas educativas tiene sentido en tanto contemple como elemento central los derechos de los niños niñas y adolescentes de nuestro país y sea conducente a una sociedad donde “el hombre no sea lobo del hombre”.

Dicho esto vamos a intentar formular algunas breves y modestas reflexiones que entendemos necesarias.

Es oportuno explicitar que a nuestro humilde entender los trabajadores de la educación son un colectivo en el cual existen funciones diferentes según las necesidades de la educación, al referirnos a este punto estamos señalando la relevancia de contemplar a aquellos trabajadores que no desarrollan funciones docentes y que son absolutamente necesarios para garantizar el ejercicio del derecho a la educación y les solicitamos se sientan mencionados en cada una de las palabras que pronunciaremos.

Asistimos a la segunda oportunidad en que los docentes elegimos algunos de los integrantes de los Consejos. Esta experiencia, muy particular de nuestro sistema educativo por cierto, indica la necesaria participación de los trabajadores en las instancias de la definición y elaboración de políticas educativas.

La posibilidad de que los docentes sean participantes de la elección de quienes dirigen la educación está habilitada desde el año 2008 a través de la ley de educación. Suscribimos las ideas vertidas por uno de nuestros mejores maestros respecto a los claroscuros de dicha ley en un texto que por allí circula. Pero es innegable que abre la posibilidad de concretar una aspiración que acompaña al magisterio desde hace 70 años, desde el acta de fundación de la Federación Uruguaya del Magisterio, firmada entre otros compañeros por maestros como Miguel Soler o Julio Castro. 

Las maestras y maestros de nuestro país organizados como trabajadores y junto a otros trabajadores reclamaron, propusieron, lucharon, fueron destituidos, presos, muertos y desaparecidos luchando siempre por mejorar la vida de nuestros compatriotas, y entre esas luchas estaba que los docentes participaran del gobierno de la educación.

Es necesario recordarnos que hace apenas unos años en este mismo espacio pudimos velar a Julio Castro y también recordarnos que nos quedan tristemente pendientes velorios de compatriotas que desde hace más de 30 años siguen desaparecidos.

Es porque nos consideramos un pedacito de esas luchas que no nos afiliamos a las ideas que señalan que son los individuos los que construyen la Historia, sino los sujetos colectivos, cuando se construyen en tanto tales y cuando luchan.

Los maestros hemos reclamado la necesidad del cogobierno desde hace casi un siglo y humildemente entendemos que lo hemos reclamado porque somos quienes estamos diariamente garantizando el derecho a la educación de las niñas niños y adolescentes de nuestro país.

Esta segunda elección de consejeros se realizó en medio de un año muy doloroso para la educación pública, asistimos a la discusión de los recursos necesarios para su mejora, la de sus edificios, sus materiales, y por tanto de los elementos imprescindibles para garantizar el derecho a la educación en el medio de un triste decreto de esencialidad.

Nos atrevemos a señalar la más triste e inútil declaración de esencialidad de la historia de nuestro país. La misma que la justa rabia de la sociedad, incluidos los docentes y su lucha, obligó a levantar.

Algunos, que poco conocen la escuela pública y  la tradición de las maestras y maestros de sostener a nuestros gurises y sus familias, nuestra historia en la formulación de propuestas educativas que tengan que ver con nuestra realidad concreta,  se han empeñado en señalar que este es un debate por el gobierno de la educación. Sobran los comentarios pero sería irresponsable no invitarlos a las escuelas que se sostienen todos los días en nuestro país.

La participación, en general, no es algo que se pueda decretar, sino que es parte de una construcción colectiva de sujetos que se apropian de los procesos de toma de decisiones, de la necesidad de administrar los disensos, de las formas en las cuales la sociedad debe priorizar la posibilidad de garantizar el ejercicio de los derechos.

Es con este horizonte que nos toca enfrentar este desafío

Los desafíos del hoy y los del mañana son los que define el contexto en el cual nos sumamos a esta tarea.

Las últimas instancias de definición a las que hemos sido convocados los maestros, la elección de consejeros y  las ATD han arrojado un resultado que requiere de nuestra atención. Muchas maestras y maestros hicieron su opción por votar en blanco o anulado. No vamos a esquivar la parte que nos implica, creemos que allí hay una tarea a desarrollar, hay preguntas para formularse y hay acciones que debemos emprender para mejorar la participación de los docentes de los espacios que hemos construido y conquistado.. Estamos convencidos que a participar también aprendemos.

La condición docente hoy en nuestro país ha mejorado en lo salarial y en otros aspectos vinculados al reconocimiento de la carrera docente y es justo reconocerlo. Sería injusto señalar que esto es suficiente. Asistimos a décadas de destrato a los docentes, de salarios miserables, de escuelas sin ningún mantenimiento, de inexistencia de material fungible y esto es necesario señalarlo porque algún despistado puede llegar a pensar que la historia empieza cuando el despistado llega.

Somos parte de una propuesta que formula una revisión de la primera experiencia de elección de consejeros. Estos aprendizajes fueron parte de procesos colectivos de discusión y de formulación de propuestas para mejorar algunos aspectos y darle continuidad a otros.

Estos procesos de debate y de propuesta se dieron en el marco de nuestras organizaciones sindicales, la Federación Uruguaya de Magisterio – Trabajadores de la Educación Pública, la Federación Nacional de Profesores, la Asociación de Funcionarios de UTU, la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza, el PIT-CNT.

En este sentido definimos necesario estrechar la relación con las maestras y maestros de todo el país, trabajar en equipo y hacerlo de acuerdo a un encuadre de trabajo definido.

Esto nos lleva a destacar que hoy asume un equipo no un consejero, este equipo está integrado por las maestras Gabriela Verde y Gabriela Arbeleche junto a Joaquín Rodríguez . Además de ser un equipo plural, es un equipo que asume sin mandato pero con programa, sin mandato pero con la convicción de someterse al escrutinio colectivo de los trabajadores del Consejo de Educación Inicial y Primaria. Es, más allá del consejero, un equipo muy solvente.

Las ideas que nos proponemos llevar adelante son emanadas de las resoluciones de Congresos y Mesas Representativas de la Federación, materializadas en el documento que se llama  “Educación: trabajar, pensar, comprender y hacer”. Allí se señala la necesidad de una dotación presupuestal mayor para la educación pública que signifique al menos un 6% del Producto Nacional Bruto, la urgencia de mejores salarios, el respeto de la pirámide salarial, la resolución de las inequidades, el necesario financiamiento de actividades que requieren los centros escolares, la carrera docente y la formación universitaria. Pero también incorpora propuestas referidas a la generación de recursos para la educación pública a través de impuestos y la justicia de resolver el tema de las jubilaciones de los docentes que han dado su vida a la escuela pública.

 

La sociedad actual está formulando nuevas demandas respecto a la educación. Esto es positivo porque indica que es una sociedad que se quitó la soga del desempleo, del hambre y de la pobreza del cuello. Pero no debemos olvidar que aún nacen demasiados niños en hogares pobres, aún nacen demasiados niños en hogares que no tienen baño, agua potable o condiciones mínimas para poder vivir.

Esto configura un tremendo desafío para nuestra educación, pero ese desafío sólo puede ser abordado en la medida que la sociedad resuelva distribuir de mejor forma la riqueza que el país genera, gravar con impuestos más fuertemente a los sectores que tienen capacidad de pagar, tener el coraje o la convicción de que la justicia y la igualdad es un problema de todos no solo de la educación.

A pesar de que las palabras se moderen, asistimos a un debate que tiene ya algunos años de vida y refiere al rol del estado y la posibilidad de acceder a condiciones humanas y humanizantes de vida de las grandes mayorías. Humildemente entendemos que en el caso de la educación esto se manifiesta en que para algunos es un bien que puede ser consumido y el marco legal los habilita a consumir ese bien.

Para nosotros la educación es un derecho de todos los ciudadanos de nuestro país, y el rol del estado es garantizar ese derecho sosteniendo y brindando educación de carácter público estatal.

Esto lo podemos pensar también con respecto a otras esferas de la vida de nuestra sociedad, el trabajo, la vivienda, la salud, el medio ambiente, entre todos los temas que deben ser preservados de las fuerzas del mercado.

Las formas en las cuales Uruguay construye sus políticas educativas tienen que ver con la relación de fuerzas que existe en nuestra sociedad. El hecho de estar aquí hoy da cuenta de ello.

Entendemos que es necesario construir políticas educativas desde el pie, con la mirada en el país más justo e igualitario posible. Esto se realiza en la medida en que habilitemos la participación activa, la experimentación pedagógica, la construcción de propuestas educativas pertinentes y situadas, se estimule la profesionalización docente entre otros aspectos que presentan algún tipo de evidencia que los sustente. La participación en este tipo de procesos algunos autores señalan que debe abarcar a toda la comunidad educativa. Entendemos que estos procesos se deben dar a lo largo y ancho del país, descentralizadamente y coordinadamente.

La educación pública enfrenta una serie de problemas que no tenemos la posibilidad ni la voluntad de evitar mencionar. Pero nos resistimos a que estos problemas sean presentados con miradas unidimensionales, únicas o reduccionistas. Necesitamos urgentemente que se multipliquen las miradas, las dimensiones, tenemos la certeza que arribaremos a mejores soluciones.

La extensión de la cobertura del sistema es una parte relevante de las acciones para garantizar el derecho a la educación, pero debemos tomar los recaudos para que estas acciones se desarrollen de forma ordenada, con infraestructura adecuada, cuidando la realidad de cada uno de los centros educativos y las comunidades que de ellos participan.

Esto nos está señalando otro problema no menor que enfrentamos y tiene que ver con la necesidad de contar con docentes. No hay escuela sin niños tampoco hay escuela sin maestros. El reconocimiento de la tarea docente tanto en lo salarial como en otros aspectos, la posibilidad de que sea una carrera atractiva, el carácter universitario de la formación docente parecen ser pistas de posibles abordajes del problema.

Sin extendernos demasiado, resulta muy difícil encontrar posiciones contrarias a varias de estas pistas, hasta el momento en que hay que acompañarlas con leyes o decisiones de gobierno.

Otro espacio de problemas al que nos referiremos es el que se puede denominar pertinencia de la propuesta educativa. La definición de que debe hacer la escuela es una definición de toda la sociedad y es en este punto donde se despliegan los mayores debates. Lamentablemente salvo por algunos chispazos que aparecen desde algunos sectores sociales, algunos académicos o algún viejo sabio han sido debates extremadamente pobres, extremadamente guiados por intereses muy pequeños.

Los debates pobres arriban necesariamente a conclusiones pobres y no estamos en condiciones de darnos ese lujo.

En este sentido sería muy razonable proponernos un serio debate en torno a la relación entre educación y desarrollo en el Uruguay del futuro. Esta relación está sumamente estudiada y las conclusiones a las que llegan algunos autores son muy contradictorias. Pero no pretendemos abrir mano de la idea que no hay desarrollo posible para un país si no es basado en una construcción educativa sólida, en términos de política pública y de educación pública.

Es este por tanto un campo en el cual las definiciones que tome nuestra sociedad son determinantes. Reiteramos, no hay política de desarrollo más evidente que la política de invertir los mejores recursos de un país a la educación pública.

El rol de la educación en los procesos de desarrollo es el debate. El rol de los trabajadores en el mundo del trabajo es parte de este debate, el cuidado que realizamos del ambiente, las formas en que utilizamos los recursos energéticos, los sectores productivos que definimos relevantes desarrollar, por mencionar algunas aristas de la discusión.

Entendemos que aquí tenemos uno de nuestros grandes desafíos, lograr construir una visión nacional y popular de todos estos aspectos.

Hacemos nuestras las Misiones de mañana que nos convidaba generosamente Miguel Soler hace unos pocos días, “[…] hagamos el esfuerzo de inspirar nuestra labor presente en la imagen de un mundo más justo y feliz, regido por valores superiores, un mundo que advendrá por concreciones de nuestra imaginación, por la fuerza de nuestras convicciones y deseos y por la generosa creatividad que tiene nuestro pueblo. Es decir, no quiero padecer la tristeza de que me construyan el futuro. Quiero sentir que lo vamos construyendo entre todos […]”

Dicho esto,  nos abocamos a la tarea de ser el equipo que representa a todos los trabajadores del Consejo de Educación Inicial y Primaria y desde este lugar invitamos a toda la sociedad a participar activamente de la construcción de la educación que queremos.

Vamos caminando…

Muchas gracias.

 

“Soy,

soy lo que dejaron,

soy toda la sobra de lo que se robaron.

Un pueblo escondido en la cima,

mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima.

Soy una fábrica de humo,

mano de obra campesina para tu consumo

Frente de frío en el medio del verano,

el amor en los tiempos del cólera, mi hermano.

El sol que nace y el día que muere,

con los mejores atardeceres.

Soy el desarrollo en carne viva,

un discurso político sin saliva.

Las caras más bonitas que he conocido,

soy la fotografía de un desaparecido.

Soy la sangre dentro de tus venas,

soy un pedazo de tierra que vale la pena.[...]”

René Pérez, Latinoamérica, Calle 13.

Publicado en Noticias y Novedades

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