La finalidad de este artículo es compartir una mirada al espejo de la evaluación, en la que valoramos positivamente al sujeto de aprendizaje, intentando indagar qué sabe, a fin de capitalizar esos conocimientos y tender puentes entre estos y otros nuevos.
Cuando hablamos de los saberes de los niños, aludimos a aquellos por medio de los cuales tienen éxito y también a aquellos que no son exitosos.
Diseñamos una propuesta de evaluación que tiene como objetivo recolectar producciones de los niños en torno al concepto de polígono a fin de explotarlas
Consideramos que los procesos de evaluación centrados en las producciones y los saberes de los niños nos acercan a los alumnos, ya que nos colocan en situación de pensar como ellos.
En la medida en que acertemos en nuestras interpretaciones, podremos tomar decisiones que nos permitan ofrecerles propuestas problematizadoras, que interpelen
los conocimientos inadaptados, validen los verdaderos, y animen a explorar y construir otros nuevos.
Se dice que escribir es un proceso, que tiene diferentes momentos: planificar-escribir- reparar. Todos los autores hablan de diversas etapas. Lo que sucede es que a veces se evalúa o mira el producto final y no se considera lo que sucedió antes de esa producción, o cómo llegó el niño a ese texto.
En la enseñanza de la lengua es bueno repensar la idea de proceso, y considerar su importancia a la hora de evaluar.
Pensar en la enseñanza de la lectura para aprender como un proceso, no es una tarea sencilla y requiere que los docentes enseñen a leer de forma explícita en todas las áreas y disciplinas, y a lo largo de toda la escolaridad, explicitando el proceso, siempre desde una doble agenda: desde lo lingüístico y desde la disciplina o ciencia que pretendemos enseñar.
Este artículo intenta abordar el tema de los géneros discursivos en la clase de lengua; por qué planificar actividades en las que los niños aprendan su dominio no solo para comprenderlos, sino también para lograr producirlos.
Hoy, el programa nos remite a trabajar en lengua dentro de la situación de enunciación, partiendo del discurso como marco del texto a enseñar en el aula.
Este artículo intenta presentar algunos resultados de una investigación realizada entre julio de 2011 y diciembre de 2012, en el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores “Prof. Juan E. Pivel Devoto” (IPES), en el marco de los Posgrados Docentes en la línea “Investigación de las prácticas de enseñanza vinculadas a la producción del conocimiento”.
El proyecto tuvo como propósito realizar una mirada a las prácticas de enseñanza desde dos ángulos: desde un espacio curricular en la formación inicial de los maestros pensado para la formación en investigación didáctica y, por otro lado, desde el relato que realizan los maestros acerca de lo que enseñan en sus aulas. En esta oportunidad nos referiremos al último de los señalados.
Mucho se ha escrito sobre el pensamiento y la obra de Agustín Ferreiro.
A partir de la publicación de su libro La enseñanza primaria en el medio rural, producto de su participación en el Concurso Anual de Pedagogía de 1936, su figura fue resaltando en el panorama de nuestra pedagogía al punto de transformarse en un referente ineludible de los educadores uruguayos. Su modo particular de ver la vida escolar ha sido ejemplo para el accionar
de generaciones de maestros que ven en sus aportes el insumo necesario para muchas de sus prácticas, gracias a su pensamiento plenamente vigente.
En 1925, con solamente 32 años, Ferreiro llega en el rol de inspector a la Escuela Rural Nº 41 de Poblado del Sauce, Lavalleja, hecho que queda reflejado en el informe que él escribiera con motivo de esa visita. A partir del mismo, es que se realiza el presente artículo.
No es fácil saber cuánto puede haber incidido la experiencia de aquel día en sus ideales y su pensamiento, pero las impresiones que registró marcan claramente que una nueva imagen de Escuela Rural, productiva, emprendedora y desafiante, ya estaba presente en el imaginario de este maestro emblemático que tanto aportó a nuestra pedagogía.
Roberto Marcelo Falcón, uruguayo de nacimiento y residente en Francia, fue uno de los ponentes invitados a la Primera Bienal de Educación Artística “Educación y Arte: Geografía de un vínculo”, realizada en el departamento de Maldonado en setiembre de 2012. Su línea de pensamiento y la forma en que presentó cada conferencia, sedujeron al público presente. Promueve, entre otras cosas, el desarrollo del pensamiento errático en educación, y concibe a la Educación Artística como el Área del
Conocimiento desde donde es posible estimularlo. Para transmitir sus ideas, desarrolla un discurso bien fundamentado, el cual inicia invitando al público a transitar por una breve experiencia. Mediante la creación de un clima de comunicación afectiva, dejándose llevar por el estímulo de la palabra, el público presente experimentó el vuelo del pensamiento, experiencia sensible, personal e intransferible vivenciada por todos y por cada uno de quienes participaron en sus conferencias.
Experiencia llevada a cabo hace ya algún tiempo por el colectivo docente del Jardín 347 de Montevideo. Fue presentada en las jornadas de intercambio de experiencias que se realizaron a nivel distrital, organizadas desde la Inspección Nacional de Educación Inicial.
Se trata de una propuesta de enseñanza de la lengua escrita y de introducción de la tecnología en el Nivel Inicial, que explora caminos lúdicos y creativos para promover aprendizajes. La visita al “Castillo Pittamiglio” en Montevideo actuó como disparadora de una secuencia de actividades y de una serie de estrategias que tuvieron en cuenta las características y los intereses de los
niños de 3, 4 y 5 años, como punto de partida para planificar la intervención docente.
Este artículo tiene la finalidad de mostrar, a través de la planificación de un proyecto sobre la esclavitud, que el método es un contenido de enseñanza fundamental en el área de Ciencias Sociales, y uno de los aspectos centrales es la forma en la que se produce el conocimiento a enseñar.
Por otro lado, el proyecto fue planificado para trabajar con alumnos de Nivel 5 años, primero y segundo, lo cual permite ver como es posible introducir el concepto de esclavitud en los primeros grados realizando una propuesta de taller a nivel de Primer Ciclo.
El abordaje de dicho concepto con los alumnos más pequeños ofrece la posibilidad de trascender el tradicional estudio que se realiza con ellos, en el que se muestra al esclavo solamente como un vendedor ambulante. Se trata de ir más allá de lo anecdótico, buscando una “puerta de entrada” distinta para el conocimiento y la comprensión de lo social trabajando, con inicial y primer nivel, aspectos que forman parte de lo desconocido, lejano, complejo y abstracto.
Considerar el método como contenido de enseñanza permite que los alumnos entiendan el conocimiento social como algo abierto, provisorio, complejo, en permanente construcción; también incrementa las capacidades de los niños a la hora de formular preguntas, buscar evidencias y evaluar interpretaciones con el uso de diferentes fuentes.
El presente trabajo busca analizar y reflexionar brevemente sobre las ideas que encierra el concepto de ciudadanía ambiental, tanto en sus aspectos históricos como semánticos y epistemológicos, para decodificar y abordar esta dimensión política de la Educación Ambiental (EA). Intentaremos cuestionar qué ideas previas e hipótesis se encuentran en el imaginario social cuando hablamos de ciudadanía, para lograr entonces identificar qué metodologías de EA se hacen imprescindibles para una verdadera construcción de sustentabilidades a partir del ejercicio de una ciudadanía ambiental, posicionándonos en una concepción de EA y su evolución, e integrando las dimensiones social y comunitaria. Buscamos así determinar las bases para la construcción de un ejercicio crítico de la ciudadanía ambiental, sobre todo ante los retos que imponen el consumismo y el
individualismo predominantes y hegemónicos, sustentados por el paradigma de desarrollo neoliberal globalizante que caracteriza nuestra forma de relacionarnos entre las personas y con cada componente de nuestro planeta, intentando
construir sustentabilidad hoy, aquí y ahora.
En la actualidad, aprender ciencias no resulta suficiente para lograr una educación científica de calidad, sino que además hay que aprender sobre ciencias: qué son, cómo se construyen, cómo cambian y cómo se relacionan con nosotros y con los demás aspectos de nuestra vida.
De esto trata la componente curricular denominada naturaleza de la ciencia, que es enseñable incluso desde el nivel inicial del proceso educativo.
En este artículo proponemos tres actividades para la escuela primaria, con suficiente grado de libertad como para poder adecuarlas a diferentes niveles y contextos.