En las últimas décadas, en nuestro país, entre los maestros se ha venido instituyendo la sensación de que han empeorado las condiciones para poder enseñar. Sensación expresada en comentarios tales como “estos niños no son como los de antes”, “no prestan atención”, “tienen muchos problemas familiares”, “no son para esta escuela”, “vienen sin saber nada”, etc. Frente a esta situación, algunos maestros consideran que la dificultad para enseñar a esos niños reside en las condiciones en las cuales la escuela los recibe. En determinadas circunstancias sería muy difícil enseñar a algunos niños por problemas psicológicos, emocionales o sociales, y no son los docentes, los técnicos apropiados para atender esas dificultades.
Esto nos lleva, en cierta medida, a poner en cuestión –para reflexionar– el concepto de educabilidad del cual partimos los docentes al enseñar.