Se avecinan tiempos complejos en nuestro futuro próximo, que nos tienen que encontrar fuertes y juntos.
La estrategia del gobierno actual en el proceso de negociación colectiva ha cambiado las reglas del juego a las que estábamos acostumbrados. Ya no se negoció un Presupuesto Quinquenal.
En el marco de la CSEU hemos realizado el ejercicio de asistir en distintos períodos a instancias negociadoras que, desde nuestra perspectiva, marcan que el horizonte del 6% del PBI destinado a la Educación está lejos de ser alcanzado. Y no parece existir voluntad política de resolver este problema, a pesar de haber sido uno de los mojones de la campaña preelectoral del gobierno actual.
El 2021 se presenta con características propias y distintivas, no obstante algunas líneas definidas, como el mantenimiento de la Emergencia
Sanitaria -decretada el 13 de marzo de 2020 y su agravamiento a partir de noviembre-; la implementación de las modificaciones establecidas por la Ley 19.889 (LUC), que al interior de la ANEP suponen la eliminación del Consejo de Educación Inicial y Primaria y pérdida del espacio de representación docente.
La aplicación de las políticas educativas establecidas por la ANEP en su mensaje presupuestal y los recortes aprobados en la Ley de Presupuesto en todos los rubros y en el salario son algunos de los principales aspectos a considerar en este comienzo de año.
A lo largo de la historia de nuestro país la defensa de la Educación y de la Escuela Pública ha sido una bandera sostenida por la clase trabajadora y el pueblo desde la reforma vareliana hasta nuestros días. El Sistema Educativo ha sido factor imprescindible para el ejercicio de la Democracia.
Cada vez que modelos autoritarios o dictatoriales se instalaron en el país intervinieron la educación pública, recortaron su presupuesto, atacaron su autonomía, menospreciaron la capacidad técnico – docente de sus profesionales, prohibieron la investigación, persiguieron y destituyeron.
Por ello reivindicamos una educación democrática y democratizadora, esto supone la práctica de la democracia desde la elaboración de políticas educativas hasta el ejercicio de las tareas de aula.
Para que esto sea posible es necesario que el Sistema Educativo Público sea AUTÓNOMO Y COGOBERNADO y que cuente con un presupuesto acorde a sus necesidades, no menor al 6% del PBI para ANEP y UdelaR.
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Para comenzar a pensar en la formación docente para la primera infancia es preciso reflexionar acerca de cómo estamos entendiendo la educación de estos niños. En principio podemos decir que apostamos a una educación comprometida en la formación de sujetos sociales, capaces de comunicarse, de participar realmente, cooperar, construir conocimientos, expresarse de manera libre y creativa. Una educación que en el encuentro con otros niños y con docentes ofrezca la oportunidad de acrecentar su capacidad de relacionarse, de jugar con otros, de desarrollar la confianza en sí mismo y en los demás, de respetar y valorar a los demás reconociéndose en sus similitudes y diferencias, de ampliar su curiosidad, sus posibilidades de exploración
del ambiente, de hacer preguntas y encontrar respuestas acerca de su realidad, de establecer nuevas relaciones, de descubrir que puede expresarse usando movimientos, pero también la palabra, las imágenes plásticas o las producciones sonoras. Educación de la primera infancia en la que complejicen su mirada sobre el entorno, de modo de contribuir a formar ciudadanos críticos, respetuosos, activos y responsables; capaces de integrarse creativamente a la sociedad de la que forman parte.
Desde estos presupuestos, ¿podemos pensar qué implica para nuestros países calidad en las intervenciones? Aunque la calidad, como propiedad en general, no es algo que se pueda universalizar, quisiera compartir con ustedes algunas condiciones básicas que sería necesario tener en cuenta en la formación de los docentes.
En los últimos quince años se lograron aumentos del salario docente del 100% y algo más de los no docentes, llegando casi a triplicar algunos sueldos como el de auxiliares de escuelas y se incrementó el gasto público en educación, que para ANEP significó pasar del 2,4% al 3,5 del PIB y del 3,2% al 5,1% para toda la educación.
Sin embargo, según lo previsto en el proyecto de Ley de Presupuesto, entre 2021 y 2025 se reducirá la inversión pública en educación.
Con este presupuesto, el gasto educativo de ANEP, UdelaR y UTEC habrá caído 0,6% del PBI. Por lo que el gasto público en educaión se reducirá del 5,1% en 2018 al 4,5% en 2024. Un retroceso que impactará en la calidad de la educación pública.
Perspectivas de una lucha en la que está en juego el derecho a la educación, la alimentación escolar, las condiciones para poder enseñar y el salario.
Exposición a cargo de :
Un año más va llegando a su fin, un 2016 que estuvo, sin dudas, marcado por la mayor instancia democrática de la actividad sindical como lo son las elecciones de los integrantes del Secretariado Ejecutivo.
Un 2016 que nos encuentra ante una primera Rendición de Cuentas de un Presupuesto, como nunca antes, asignado por un período de dos años, que para la Educación, principalmente para la ANEP, plantea un recorte importante en su asignación, cercano a un 1% del PBI. Recorte que implica limitaciones no desde el punto de vista salarial, pues tenemos un Convenio vigente, sino con proyección especialmente en infraestructura y creación de cargos.
Un nuevo Día del Maestro nos encuentra, como en tantas oportunidades, en la lucha por un nuevo Presupuesto, por hacer realidad las promesas electorales de alcanzar un 6% del PBI destinado a la ANEP y la UdelaR.
Contiene:
Pedagogía de la Memoria
de la Educación para América Latina
Educación Rural”
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